Aunque el control de «insectos voladores» puede incluir a casi todos los insectos en alguna fase de su ciclo de vida, en el contexto de la industria alimenticia hace referencia a diversas especies de moscas, avispas, y algunas polillas de los granos almacenados.
Antes de establecer una estrategia para el control de insectos voladores es fundamental la correcta identificación de la especie que se desea controlar.
Una vez identificado el insecto, la clave para el control eficaz es la identificación de la fase o estadio más vulnerable dentro del ciclo vital del insecto.
Por ejemplo, para las moscas los estadíos vulnerables que se deben considerar como objetivos para una estrategia de control son las larvas y los adultos..
Control de larvas
La estrategia de control consistirá en localizar los posibles focos de cría de las larvas y si no puede ser eliminada se podría estudiar la posibilidad de realizar un tratamiento químico del área y el medio en que se encuentran las larvas.
También se pueden secar las áreas donde se están alimentando las larvas, lo cual reducirá su población en gran número.
Control de adultos
Se puede considerar el control de adultos de dos maneras, empleando medidas químicas y medidas físicas.
Medidas Químicas
El tratamiento químico tiene bastantes limitaciones puesto que no tiene demasiado sentido el empleo de insecticida para matar solamente unas cuantas moscas.
Es un despilfarro y no es recomendable especialmente en áreas de preparación de alimentos y en establecimientos de comestibles.
Medidas Físicas
Los métodos físicos se dividen en dos categorías. Éstas son la exclusión y el atrapamiento. En un programa completo se deben emplear los dos métodos.
La exclusión
El empleo de mosquiteros en puertas y ventanas, y de cortinas de aire tiene en muchos caso y es recomendable.
El atrapamiento
Es imposible excluir totalmente a los voladores de un local, así que cuando las moscas penetran en un local, es necesario atraparlas de varias maneras. Algunas trampas emplean feromonas o atrayentes olfatorios para atraer a los insectos sobre una superficie pegajosa o una cámara cerrada.
Otras trampas de moscas emplean la luz ultravioleta (UV) como atrayente. Esto es porque los rayos de luz UV de alrededor de 365 nanómetros son los que las moscas detectan más fácilmente.
Las trampas de luz tienen mucho éxito atrayendo una amplia variedad de insectos voladores y están convirtiéndose en el método estándar de la industria para el control de los mismos.